Cuidar la alimentación en verano… ¿Misión imposible?

Llega junio y las consultas de nutrición se vacían mientras las terrazas de los bares y de las heladerías se abarrotan. Es tiempo de ocio, de divertirse, de pasar tiempo en familia, de disfrutar con los amigos, en resumen, de olvidarse de los buenos propósitos que nos planteamos en enero. Sin embargo, ¿seguro que es la mejor época para abandonar los buenos hábitos?

Partamos de la premisa que nadie debería hacer dieta, sino que todos deberíamos comer bien. Esto que implica que no existen comidas “trampa”, periodos de pasar hambre o de “no es momento para estar sufriendo”. Motivados por dietas milagros y otros mitos sobre alimentación decidimos olvidar nuestros buenos propósitos hasta septiembre donde el remordimiento y el miedo a subirse a la báscula nos golpea con fuerza.

Pero… ¿Por qué verano sí es un buen momento para empezar a cuidarse?

  1. Evitar la deshidratación

Ante la llegada del calor y un exceso de exposición solar pueden producirse insolación y deshidratación, por ello es importante aumentar nuestro consumo de agua. Es necesario tener en cuenta nuestra cantidad de actividad física y ser conscientes de la cantidad de líquido que ingerimos ya que la sed no siempre es el mejor indicativo.

Lo más básico para evitar una situación de deshidratación es consumir mucha agua, además de contribuir con un alto consumo en frutas y verduras en diferentes formas tal y como veremos más adelante.

  1. Es el momento ideal para introducir más verduras en nuestra dieta

En lugares calurosos donde las temperaturas alcanzan los 30ºC la sensación de aletargamiento y la falta de motivación a la hora de ponerse a lado del fuego juega a nuestro favor. Para evitar esa somnolencia que aparece tras las comidas y prevenir la deshidratación es recomendable evitar comidas demasiado calientes y excesivamente cocinadas, así como demasiado ricas en grasa, demasiado abundantes o excesivamente picantes.

Las recetas veraniegas permiten una gran variedad de platos fríos y que además dan mucho juego a la hora de añadir verduras, así como jugar con los colores y la textura.

  • Ensaladas frías con base de arroz, pasta, quinoa, cous cous, legumbres o patata hervida… Complétalas con todas las verduras que se te ocurran crudas o cocinadas.

 

Algunos ejemplos:

Ensalada de alubias, huevos duro, atún y cebolla.

Ensalada de rodajas de calabacín con salmón ahumado y parmesano

Ensalada de garbanzos con queso fresco, tomates cherry, escarola y gambas.

 

  • Las cremas frías y los gazpachos son ligeros y refrescantes para los días de verano y tienen un sinfín de posibilidades.

 

Ejemplos:

Gazpacho de aguacate y tomates verdes

Crema de espárragos trigueros

Sopa de tomate y albahaca

 

  1. La versatilidad de la fruta de verano

Melocotón, sandía, melón, nísperos, peritas de San Juan, picotas, albaricoque, ciruelas… La variedad de frutas de verano es inmensa y destaca por ser mucho más dulce y jugosa que la fruta de invierno.

Además de ser una fuente de vitaminas y resultar muy refrescante, son el aperitivo perfecto para un día de piscina o de playa y pueden consumirse de diversas formas que también ayudan a aumentar nuestra ingesta de líquidos.

  • Macedonia: Puedes consumirlas por separado o preparar una macedonia combinando las que más te gusten. Si además quieres crear un desayuno o una merienda saludable, mézclalas con yogur natural y frutos secos.
  • Batidos: Por otro lado, puedes preparar una bebida refrescante triturando la fruta con leche o con yogur natural. También, puedes mezclarlo con hielo triturado o con yogur helado para obtener un smoothie o un helado casero saludable.

Recuerda: Es importante escoger frutas que estén maduras ya que su sabor está más concentrado y esto evitará tener que añadir azúcar.

  1. Más tiempo libre

Por último, es importante tener en cuenta la organización es estos meses de desconexión. Del mismo modo que tenemos mucho más tiempo para salir con la familia y amigos, también, tenemos más tiempo para organizarnos las comidas, salir a caminar o hacer ejercicio en familia. Son fechas donde los horarios son difíciles, pero por eso es importante dedicarle 15 minutos a la semana para planificar las comidas y cenas caseras y tener en cuentas cuales van a ser nuestras salidas gastronómicas.

El verano es una estación de colores, olores y sabores donde podemos encontrar gran cantidad de alimentos ricos, sabrosos y nutritivos. Tiempo libre, familia y momentos para disfrutar. Alimentarse bien no es sufrir, no tiene porqué ser sacrificado ni costoso. Asesórate por un profesional, descubrirás como puede ser fácil, cómodo y saludable. Con solo unas modificaciones y unos cambios en pequeños hábitos como hacer la compra, preparar las comidas o saber elegir en una carta de un restaurante puedes obtener unos geniales resultados.  Disfrutemos de los productos de temporada en su mejor momento del año. Disfrutemos de la vida, en su época más bonita, con el mejor sabor para nuestra salud.

 

María Pérez – Servicio de nutrición Dandelion Salud

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