¿Tú que das: teta o biberón?

¿Cuántas veces habéis oído esta pregunta? ¿Cuántos artículos o publicaciones habéis leído acerca de este mismo debate?

¿Cuántas veces te han cambiado la cara cuando te han preguntado por si tu respuesta no es la buena?

La hemos oído mil veces, de hecho, la hemos normalizado, pero salvo por cuestiones sanitarias concretas, nadie tiene derecho a preguntarte por la alimentación de tu bebé y mucho menos (en este caso sanitario o no) a juzgarte por ello.

El tipo de alimentación que tu decidas para tu bebé es algo que solo os incumbe a vosotros y nadie debería sentirse con derecho de debatir contigo tu elección.

Además, siempre con la misma tontería, “teta o bibe”, como si fuera blanco o negro, como si hubiera opción buena y opción mala, como si solo existieran esas dos opciones.

Existen una infinidad de grises en la lactancia de un bebé:

  • Se puede dar leche materna con biberón, se llama lactancia en diferido (podemos llamarla “teta con bibe” para esa señora que opina sin que se le pregunte).

  • Se puede dar leche de fórmula con un relactador para fomentar que el bebé se agarre al pecho si existen problemas de producción o de agarre (podríamos llamarla “bibe con teta”)

  • Se puede dar lactancia mixta (que resulta ser la opción más común) cuando la madre quiere mantener la lactancia materna, pero por decisión propia o por cuestiones ajenas a ella tiene que complementarla con leche fórmula (teta y bibe)

  • Se puede dar leche materna o leche de fórmula con jeringuilla, para aquello bebés con problemas de agarre a los que no se les quiere introducir la tetina para ver si consiguen a agarrarse al pecho (lactancia sin teta ni bibe)

La lactancia materna siempre es la mejor opción nutricional para el bebé, pero la mejor decisión siempre será aquella con la que madre y bebé se sientan cómodos y a gusto.

Nadie debe haceros sentir mal con vuestra elección porque nadie sabe mejor que vosotras que es lo mejor para vuestro bebé.

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