Actualmente tenemos cada vez más evidencia científica sobre la relación entre la disminución de riesgo de padecer depresión y la realización de ejercicio físico.
La constatación es tal que, incluso la no realización de actividad física es considerada un factor de riesgo en sí.
Tenemos a nuestra disposición gran variedad de artículos científicos y trabajos de campo que han arrojado las siguientes conclusiones de forma sintética:
- Las personas que realizan actividad física presentan menos depresión subjetiva que las que no lo realizan.
- La actividad física es eficaz en todo tipo y gravedad de depresión.
- La actividad física es tan eficaz como la psicoterapia.
- El ejercicio físico es tan eficaz como la medicación y fármacos.
Estas conclusiones se sustentan en hipótesis de tipo psicológicas, fisiológicas y sociales.
- A nivel psicológico, la realización del ejercicio físico y la distracción provocada por el mismo rompe el ciclo del pensamiento pesimista.
- A nivel fisiológico, el aumento de las endorfinas segregadas por el ejercicio físico de forma proporcional al esfuerzo produce en el cerebro una sensación de bienestar.
- A nivel social, el ejercicio mejora la autoestima y la percepción de control sobre ti tu propia vida.