«Me he roto el cruzado… ¿Y ahora qué?»

Una lesión como la rotura del cruzado nos puede apartar durante un largo tiempo de la competición, de los terrenos de juego e incluso de realizar algunas actividades cotidianas.

En primer lugar, quiero señalar que en la mayoría de los casos hay que pasar por quirófano. Sin embargo, hay un pequeño porcentaje que puede readaptarse a la actividad sin necesidad de pasar por una cirugía gracias a la realización de ejercicios de fortalecimiento y propiocepción.

Ante este tipo de lesión, el primer punto que debemos contemplar es el de reducir la inflamación para así poder comenzar con el tratamiento conservador.

Como he comentado al principio, este tipo de tratamiento abarca tanto ejercicios de fortalecimiento como de propiocepción, donde cabe destacar el trabajo de glúteos que explicamos en el artículo anterior para así evitar que los miembros inferiores se vean debilitados y que otras estructuras se desestabilicen. El objetivo de este tipo de trabajo es tanto el de acortar el tiempo de recuperación como el de evitar para por quirófano.

Un segundo objetivo a plantear es el de devolver la capacidad de reacción de la rodilla y de la propia psicología del paciente

Para la correcta realización de este trabajo, así como consecución de estos objetivos, es necesario ponerse en manos de profesionales. Los fisioterapeutas en acción combinada con los preparadores físicos trabajan para  asegurar la mejor recuperación posible del paciente.

 

Sofía Rodríguez – Fisioterapeuta deportiva

Dandelion Salud Alicante

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